EXALTACIÓN A LA SOPA DE CEBOLLA

“Señores invitados e invitantes.
Permitidme que me asome unos instantes
a este sápido altar de suculencias
donde dictan su norma los trinchantes
y vosotros, conspicuos oficiantes,
proclamais la mas noble de las ciencias.
Permitidme, señoras y señores
que alzadas nuestras copas como flores
ciña el viejo laurel mi musa criolla
para exaltar la sopa de cebolla.
Yo las sopas probé mas exquisitas
Y dormí los mas próvidos mondongos,
y yo fuí barquero chino en la de hongos
y astrónomo en la sopa de estrellitas,
yo fuí Drake en la sopa de tortuga
y en la sopa de pan fui el Lazarillo,
comprendí en la de coles a la oruga
y en la de ajos a los cuadros de Murillo;
no hubo, en fin, en el mundo una sopera
donde yo mi cuchara no metiera.
Pero frente a esa sopa de cebolla
que mas que comestible es una joya,
con las otras me pongo en pie de guerra,
y declaro al chocar de nuestras copas:
la cebolla es la perla de la tierra
y esta sopa es la perla de las sopas.
Hoy gran dama, ayer moza de hostería
su infancia fué el rincón de una cocina
donde llegó a manjar de baja estofa
pitanza de mendigos y juglares,
en tanto que en la mesa de los Pares
triunfaban el faisan y la alcachofa.
Hasta que por su dicha y por la nuestra,
apareció Escoffier en la palestra,
y como quien del cieno alza una estrella,
o como en el que en un Rastro encuentra un Goya,
probó Escoffier la sopa de cebolla
y descubrió lo noble que hay en ella.
Y entonces le enseñó buenos modales,
de aroma y de sabor le dió lecciones,
le enseñó a comedirse en las porciones
y la sentó a las mesas señoriales
Y asi pasó derecho, de la nada
a Madame Recamier sopificada.
Y a ti, sopa de luna derretida,
para ti, flor de lis de la comida,
las letras de mi canto cambio en flores,
y asi anuncio con lengua florecida:
Caballeros, la sopa está servida.
Cantemos al Amor de los Amores.”

ESCRITO POR EL POETA
Aquiles Nazoa